DERECHOS DE LAS MADRES Y DE LA INFANCIA

20º aniversario de la Asociación Lactancia y Crianza Feliz – Águilas, Murcia
21 de enero de 2023
LORENA PRADA FERNÁNDEZ

Lorena Prada Fernández

Estoy muy agradecida a la asociación Lactancia y Crianza Feliz de Águilas, por invitarme a participar en la mesa redonda sobre los derechos de las madres y la infancia. Consideramos que es necesario seguir tratando este tema en todos los foros posibles, ya que estos derechos son escasos y en muchos casos continúan sin ser respetados.

A lo largo de toda la semana previa a la charla había hablado mucho, e incluso discutido, sobre los derechos de las madres y los niños. Este tema, ha surgido a raíz de consultas sobre riesgos laborales en la lactancia, conversaciones con compañeras de otras asociaciones, con compañeras y compañeros de trabajo, e incluso con amigas ajenas al asociacionismo que nos reúne en estos foros. Realmente es un tema del que hablo siempre que asoma la mínima oportunidad, pero esta semana ha sido realmente intenso, y me ha mostrado que las distintas posiciones sobre el tema tienen mucho que ver con la proximidad reciente, en tiempo y espacio, a la maternidad, en concreto a madres y a bebés.

Cuando escuchaba a las madres expresar sus inquietudes, sus temores,…mientras me contaban la experiencia por la que estaban pasando en ese momento, realmente reconocía esas emociones en mí.

Cuánto comprendo a esas mujeres… casi siempre incomprendidas porque realmente no se las escucha.

Las madres quieren lo mejor para sus criaturas, desean recibirlas en sus brazos y que permanezcan sobre su pecho sin que las separen. Necesitan tocarse, olerse, besarse…siguen siendo un binomio fuera del útero. Quién no entiende eso? No entiende quien no observa. Cuando permanecen así, sin interrupciones, se inicia de manera espontánea el amamantamiento.

La madre desea proteger al bebé, y proteger su lactancia durante largo tiempo. Por qué no protegemos eso? Por qué se tiende a negar o esconder las necesidades específicas de madres y bebés?

Mi abuela, nacida en 1920, sin estudios, nos enseñó en los años 80 que no podíamos separar a la madre de sus crías, ni tocarlas, porque eso podría provocar que la madre las rechazase. Pregunté por qué, y me respondió, que las impregnaría con mi olor, ocultando el propio de la cría. Nos explicó que esto era así para todos los animales mamíferos que tenía en la granja. Cada vez que paría un animal, nos dejaba verlos unos pocos segundos y a una distancia prudencial para no asustar y molestar a la madre. Ésta no debía sentirse amenazada por nosotros, para que todo continuase bien. Esto que entendí con menos diez años, es ahora incomprensible para los adultos actuales…y para algunos profesionales sanitarios… con toda la evidencia científica que hay a su alcance…De verdad?

Por qué hay grandes grupos de madres, miles y decenas de miles de madres defendiendo sus derechos y los de sus criaturas? Porque se pisotean constantemente nuestros derechos, los de madres y los de la infancia. Desde el trato en el embarazo, la desprotección ante la separación de madre y bebé al nacimiento, la desprotección de la lactancia materna….

Existe un escaso reconocimiento del valor de la maternidad en la sociedad. Estamos viviendo una desvirtuación de la maternidad y no se le da el valor social que merece.

Tampoco a los cuidados en la primera infancia. Desde los gobiernos se habla de cuidados de calidad, pero cuáles son? Si solo se financian las escuelas infantiles, y no se financia el cuidado en el hogar, cuál es el mensaje? Por qué se intentar tutorizar a las familias? Cuesta creer que nuestra sociedad conceda tan poca importancia a los cuidados en una edad tan crítica, en la que se está conformando la personalidad futura. El autoestima y la autorrealización de esa persona van a depender en gran medida de los cuidados recibidos en los primeros años de vida. Los bebés de ahora son los adultos del futuro, tampoco lo vemos?

A pesar de haber recomendaciones, cartas y leyes que protegen los derechos de la infancia, hay que seguir luchando para que se cumplan.

En esta sociedad adultocentrista y centrada en la producción, los derechos de la infancia no son totalmente reconocidos y se incumplen impunemente.

En cuanto a los derechos de conciliación, a pesar de ser muchos de ellos para mujeres y hombres, su incumplimiento nos afecta en mayor medida a las mujeres, ya que somos nosotras las que cogemos la mayoría de excedencias, reducciones de jornada u otros permisos relacionados con el cuidado del menor. Pero además, hay derechos específicos sobre la protección del embarazo y la lactancia, que nos afectan exclusivamente a nosotras, y cuyo incumplimiento constituye una discriminación directa por razón de sexo, como dicta la ley. Pero a pesar de estar tan claro, cuando por ejemplo no se toman medidas para proteger a la mujer y al niño o niña durante el embarazo o la lactancia natural frente a los riesgos laborales, no se imponen multas o sanciones a las empresas incumplidoras, ni siquiera a las reincidentes, por qué?

Por qué no se indemniza a las mujeres por los daños morales y emocionales causados?

Aquí vuelvo a las conversaciones de esta semana, en concreto con una muy buena amiga que me relataba algunas conversaciones con compañeras de trabajo que no son madres, y que con su escasa o nula conciencia social, parecen una subcontrata de acoso laboral de su empresa, cuando se atreven a criticar que compañeras que tienen una reducción de jornada eligen “de manera ilegal” su horario de trabajo. Elegir este horario se denomina concreción horaria, y es un derecho en las reducciones de jornada por cuidado de menores, recogido en la ley. Y por supuesto, estas no tan compañeras, hacen un repaso completo a todos los derechos relacionados con la maternidad que conocen, cada vez que se le argumenta alguno y se quedan sin palabras. Desde el victimismo de “me perjudican tus derechos porque yo no soy madre/padre”, se justifican diciendo que todos merecemos los mismos privilegios. Y ahí radica el error, los derechos laborales en materia de conciliación y de protección a la maternidad, son derechos, no privilegios ni vacaciones.

Algunas empresas generan un mal ambiente laboral entre sus empleados, para asegurarse de que las madres perciben el malestar de sus compañeros y compañeras cuando ejercen sus derechos durante la maternidad.

Sobre todo lo comentado, existen leyes que protegen todas estas situaciones como derechos, la dificultad está muchas veces en las argumentaciones.

Con este panorama, debemos de seguir reuniéndonos, hablando de nuestros derechos, apoyándonos y luchando juntas. Y por supuesto, continuar informando a todas las mujeres de sus derechos, para que desde el inicio del embarazo se sientan preparadas para ejercerlos.

La buena noticia es que seguimos conservando un derecho que no nos pueden arrebatar, el derecho a decidir cómo vivir nuestra maternidad.

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