La Esencia Perdida: ¿Qué es realmente «Sostener»?
Para entender el reto actual, primero debemos recordar qué es lo que define a un grupo de apoyo. Como reflexiona Fátima en la tertulia, la base principal es el «sostén», que no es más que el «acompañamiento desde la escucha empática y el hacer sentir que la otra parte no se vea juzgada».
Eva profundiza en esta idea, señalando que esa empatía es la base de todo. No se trata solo de información, sino de «la mirada, el silencio, la sonrisa, la cara seria cuando respetas el dolor de otra mujer«, o «ese abrazo que a veces damos» cuando una madre se emociona.
Esa era la realidad de los grupos pre-pandemia: espacios «numerosos, a veces desbordantes«, donde las madres acudían «a compartir, a estar«, sin necesidad de apuntarse, en un verdadero ejercicio de tribu.
El Shock Pandémico y la «Nueva Demanda»
La pandemia, como recuerda Fátima, supuso una «paralización y un bloqueo mental«, agravado por la «sensación de abandono por parte del sistema sanitario«. La respuesta fue rápida, en unas pocas semanas ya se organizaban las primeras reuniones online.
Pero esta «tecnificación» ha dejado secuelas. Como explica Eva, «la demanda de las mujeres ha cambiado«.
Ahora, los grupos presenciales son más reducidos. Las madres que acuden «vienen porque traen demandas muy concretas, muy técnicas«, buscando una «atención individualizada«. Se ha perdido el «hábito» de juntarse, y la inmediatez de WhatsApp parece haber ganado terreno a la profundidad del cara a cara.
Fátima va un paso más allá, sugiriendo que la pandemia sirvió como una «alfombra roja» para un estilo de vida más individualista. Un estilo de vida que, según reflexiona, «llena todos los espacios» y «apenas deja margen para valorar el autocuidado real«, llevando a que la población esté simplemente «sobreviviendo día a día«.
El Futuro: Adaptarse sin Perder la Esencia
¿Significa esto el fin de los grupos de apoyo como los conocíamos? En absoluto.
Como reflexiona María, los grupos de apoyo son hoy más que nunca «espacios de resistencia«.
La solución no es volver al pasado, sino «evolucionar», como apunta Eva. El futuro pasa por «adaptarse a las nuevas necesidades, pero sin perder la esencia«, concluye Fátima.
Una de las claves es la labor pedagógica: seguir insistiendo, explicando qué es un grupo, y, sobre todo, intentar llegar a las mujeres antes de que surja el problema, idealmente durante el embarazo. Como bien dice Eva: «No deberíamos ser el último recurso” de una madre con dudas o dificultades, “deberíamos ser el recurso presente desde el embarazo«.
Esta ha sido solo la primera de muchas conversaciones.
¿Y tú? ¿Has notado este cambio en tu entorno? ¿Cómo crees que podemos recuperar la esencia del sostén?
¡Te leemos en los comentarios!
