Entrevista a Belén Abarca, enfermera de cuidados intensivos. IBCLC

Belén Abarca participa en el XIII Congreso FEDALMA dentro de la Mesa Redonda «Manos Amigas». Su ponencia trata del «Voluntaria y profesional, visión dual en el apoyo a la lactancia materna».

“En el caso de bebés ingresados, la lactancia materna es una medicina”
“Los bancos de leche son una pieza clave en las unidades neonatales”
“Hay que abrir las unidades 24 horas”

Belén Abarca Sanchis trabaja como enfermera en Cuidados Intensivos, la última década en la UCI neonatal del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Es IBCLC, con experiencia en la atención individualizada a madres con problemas de lactancia, a grupos de madres con bebés ingresados en UCI y formación dirigida al personal del hospital. Es miembro del Comité de Lactancia del Gregorio Marañón, miembro del grupo operativo para la implantación de estrategias IHAN, formadora de formadores, monitora de la Liga de la Leche y cofundadora de ‘Lactancia, unidades neonatales, consulta y formación’. Madre de tres hijos amamantados.

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Entrevista

Usted tiene una visión peculiar, como sanitaria con amplia formación específica en lactancia y como voluntaria. ¿Es un perfil habitual? ¿Qué la ha impulsado a compatibilizar profesión y voluntariado?

Realmente no es muy habitual, aunque conozco a otras compañeras, enfermeras, matronas o auxiliares de enfermería con este mismo perfil. Al voluntariado he llegado como, imagino, la mayoría: como madre con problemas, que agradece la ayuda recibida y decide devolver esa ayuda a través de otras madres. A nivel profesional, la relación con la lactancia llega al cambiar el lugar de trabajo y empezar a trabajar en Neonatología, concretamente en una UCI neonatal. Con la experiencia previa personal es inevitable involucrarse en esa parte del trabajo.

En la mesa redonda en la que participará, dentro del XIII Congreso Fedalma, hablará de cómo puede convertirse en una mano amiga para el éxito de la lactancia. ¿Qué pesa más para una madre con problemas, la visión de otra madre que ha amamantado o la de una profesional sanitaria?

Las madres necesitamos que nos ayuden cuando tenemos problemas, y recibir el mismo mensaje desde todos los puntos de donde venga la información. De los profesionales esperamos y necesitamos que estén bien formados para ofrecer una ayuda de calidad. De las madres, además de información muy valiosa, recibimos el apoyo que se necesita para vivir el día a día de la crianza, recibimos el compartir experiencias y ver cómo cada una ha ido solucionando cada etapa de la lactancia y la crianza, que a veces es muy dura. Recibimos el abrazo y el consuelo en esos momentos duros. Todo lo que recibe una madre pesa, porque la confianza en nosotras mismas está siempre tambaleante. Lo que diga un profesional, si no es adecuado, puede hacer muchísimo daño, y por desgracia, a veces se le da más validez que lo que diga una madre, aunque eso sea lo correcto.

Ha trabajado 29 años en UCI, 10 de ellos en Neonatal, uno de los lugares más duros. ¿Qué importancia tiene la lactancia materna en esas situaciones?

La lactancia es importante para madres e hijos, para la salud de la población, para el planeta… pero en el caso de los bebés ingresados, que están lidiando con problemas de salud, además se convierte en una medicina para ellos, en una parte más del tratamiento. Si toman fórmula, pueden tener más riesgo de padecer problemas propios del ingreso hospitalario, añadidos a los que ya tengan. Un bebé ingresado está en contacto con los microorganismos del hospital y puede tener más riesgo de contraer infecciones debido a los tratamientos que necesita, por ejemplo, los accesos vasculares, que son una puerta abierta a la infección además de otros.

Es experta en atención a prematuros. ¿Cómo se convence a los padres que la leche materna es, para un prematuro, una medicina?

No me considero experta en nada, tan sólo estudiosa de este mundo: cuanto más se aprende, más se da uno cuenta de lo poco que sabe. No creo que se trate de convencer a nadie. Por otro lado, la mayoría de las madres quieren, tan sólo tienen dudas de si será posible en una situación tan especial. Como la situación es dura y el camino, a veces muy largo, ayuda mucho ir poniendo metas pequeñas, la exigencia es mucha y es comprensible el abandono. Por tanto, es imprescindible el apoyo, celebrar cada gota, mostrar cada paso que se avance, explicar cada etapa y siempre felicitar cada esfuerzo. Podemos encontrar madres que en principio digan que no; en ese caso, puede funcionar el plantearles tan solo el esfuerzo inicial de extraer el calostro, tan solo unos días, explicando lo importante que es, y dar mucho soporte esos días. Si ven que funciona, se pueden animar y seguir.

¿Qué problemas encuentran las madres para amamantar en estas situaciones? ¿Cómo abordarlos?

Depende de cada caso los problemas serán diferentes. Lo más habitual en una UCIN es que el bebé no pueda ser amamantado directamente al pecho y las madres tengan que iniciar la producción de leche sin un bebé que estimule ese pecho. Es muy importante acompañarlas en el camino de la extracción y el mantenimiento de la producción todo el tiempo necesario, que a veces es muy largo.

Junto a la lactancia, ¿qué importancia tiene el método canguro?

No me gusta decir método canguro aunque sé que así está descrito. Prefiero hablar de cuidado canguro. Este cuidado es crucial para las madres y los bebés. No sólo por los beneficios para ambos ya conocidos, sino porque es absurdo pedir a la madre que se extraiga leche pero limitarle el tiempo con su hijo. Necesita vincularse con él y eso sólo se consigue con contacto. Además, el cuidado canguro mejora la producción de leche.

¿Y los bancos de leche?

Los bancos de leche son una pieza clave en las unidades neonatales. Está demostrado que no hacen que disminuyan las tasas de lactancia en la Unidad Neonatal donde se disponga de leche donada, sino todo lo contrario. La leche donada nos sirve para esos casos o momentos en los que la leche de la madre todavía no está disponible, para evitar la exposición a la fórmula infantil. A veces esa leche de madre nunca va a estar disponible, porque la madre no quiera o porque haya una contraindicación real (todo ello poco habitual), y en los menores de 1.500 gramos es importante que, hasta que lleguen a ese peso, puedan alimentarse con leche humana y no con fórmula.

Es evaluadora de la IHAN, ¿qué información le da esto sobre lactancia materna y prematuros? En este sentido, ¿qué se puede mejorar en las UCI neonatales de España? ¿Qué se ha conseguido y qué queda por hacer?

La IHAN no evalúa Unidades Neonatales, tan sólo la información que se da a las madres que tienen a sus bebés ingresados. Se comprueba si en la planta de Obstetricia se les ha indicado la necesidad de extraer la leche y se les ha enseñado cómo hacerlo, y esto es crucial en los bebés prematuros. Hay mucho por hacer, desde la extracción de la primera gota de calostro hasta el alta con lactancia materna directa al pecho. Lo primero sería abrir todas las Unidades 24 horas, muchas ya son unidades de puertas abiertas y eso es un logro, pero todavía hay alguna con horarios. Si esto no se hace, es imposible avanzar más.

Ya en casa, ¿para qué cuestiones la requieren? ¿Difieren mucho de las que plantearía una familia con un bebé a término?

Sí, son un poco diferentes. Es muy habitual que el bebé se vaya de alta con lactancia diferida y con alguna práctica de amamantamiento al pecho, y lo que necesita es ir retirando esos suplementos. Además, aunque depende de la edad gestacional, muchos bebés se van a casa por el peso alcanzado, no por su madurez, y son bebés que todavía son inmaduros e incapaces de recibir todo lo que necesitan a través del amamantamiento directo. Es una etapa dura y llena de incertidumbre y donde la ayuda especializada puede hacerse imprescindible. En otros países hay un seguimiento de estos bebés; aquí, en lo que se refiere a la lactancia, no lo hay, al menos en nuestro hospital.