Entrevista a Francesca Llodrà, doctora en Derecho.

Francesca Llodrà participa en el XIII Congreso FEDALMA dentro de la Mesa Redonda «¿Qué hacer cuando no sale como esperábamos?». Su ponencia trata de «El deseo de lactar cuando la convivencia con el padre no es posible».

“Si no hay cultura de la maternidad ni de la lactancia en la sociedad, no cabe esperar que haya formación específica entre los abogados”
“Hay una visión misógina de la realidad”

Francesa Llodrà Grimalt es doctora en Derecho y profesora titular de Derecho Civil en la Universitat de les Illes Balears desde 2004. Ha participado con fotografías y comunicaciones en diversos eventos relacionados con la lactancia materna y, sobre este particular, ha escrito diversas publicaciones centradas en la defensa de la madre y el bebé lactantes en el Derecho. Madre lactante de un hijo y dos hijas.

francesca llodra

Entrevista

Su intervención en la mesa redonda ‘¿Qué hacer cuando no sale como esperábamos?’ llevará por título ‘El deseo de lactar cuando la convivencia con el padre no es posible’. ¿Es frecuente esta situación hoy en día?

Es frecuente en la medida en que la relación de pareja y la convivencia no sea posible. Por tanto, al ser la convivencia entre padre y madre libre, en la medida en que ésta se rompa, la Ley no prevé el derecho de lactar como derecho de la mujer; en cambio, sí se preocupa de los derechos del padre sobre su criatura (los frutos del cuerpo femenino), porque es obvio que el derecho de las leyes es masculino (de origen, de raíz, así fue pensado) y se toma como modelo para las soluciones legales el sujeto de cuerpo masculino.

¿Cuáles son las principales circunstancias familiares que llevan a esta situación?

En cualquier caso que, estando determinado legalmente el padre de la criatura, éste no conviva con la madre lactante porque la convivencia se ha roto o porque no se ha convivido nunca.

¿A quién hay que recurrir? ¿Hay abogados especializados?

Hay que acudir a una abogada o abogado sensible con la situación de dificultad que vive una mujer en un momento en el que da tanto amor y recibe sólo imposiciones legales. Lo mejor será la empatía hacia esa situación y hacia el dolor de las dos partes de esa relación. En una situación así, creo que la labor de los grupos de apoyo madre a madre es muy relevante, en la medida en que en esos grupos las madres saben escuchar, compartir y acompañar.

¿Hay algún tipo de formación específica para este sector sobre lactancia materna y sus implicaciones? ¿Sería necesaria?

Si no hay cultura de la maternidad ni de la lactancia en la sociedad, no cabe esperar que haya formación específica en este sector.

¿Qué instrumentos tiene a su favor la madre que desea amamantar a su hijo? Con ellos, ¿se está protegiendo a la madre o al lactante?

El instrumento a su favor y a favor del padre y de la criatura es la resolución de cualquier desavenencia por la vía del acuerdo, prescindiendo de dejarlo todo en manos de una decisión judicial.

¿Quedan los padres que quieren responsabilizarse de sus hijos también amparados?

No sé en qué medida puede estar desamparado un hombre cuya mujer, la que le ha hecho padre, le brinda el regalo de darle a este hijo o hija el amor que se requiere sentir para amamantar sin tiempo, sin reglas, pagando los costes de retroceso social y económico que es la lactancia a demanda, no interrumpida, para una mujer moderna (que no está sometida a roles tradicionales), que quiere ser madre y amamantar, pero que también quiere su vida profesional. El mero enfoque de esta pregunta evidencia, en mi opinión, la carencia de cultura maternal en la sociedad y la visión de que la madre tiene derechos inmerecidos (cuando en la ley no se le contempla ningún derecho como mujer ni como madre) frente al hombre, que no puede parir. Para mí, hay una visión misógina de la maternidad (mantenida también por parte de mujeres con poder –político, jurídico, médico-), en la sociedad, en relación con las mujeres modernas; que ha dado paso a la anterior visión patriarcal. Insisto de nuevo en que el mero enfoque de esta pregunta evidencia, para mí, la carencia de cultura maternal en la sociedad que conlleva que la lactancia sea simplemente algo que la mujer madre puede hacer si se dan ciertas circunstancias; y no si, simplemente, es lo que desea, como un hecho natural de su cuerpo, como un aceptar su sexualidad femenina y vivir en el mundo común desde su cuerpo de madre. De otra forma, se está tratando la lactancia como un privilegio del cuerpo de la mujer del cual debe dar cuentas.

¿Es posible mantener la lactancia cuando madre e hijo son separados frecuentemente, por cuestiones de custodia?

Es difícil mantener la lactancia en cualquier situación, incluso cuando la relación es perfecta y el padre sabe ser parte del círculo de la carne que forma la díada madre –criatura, se conviva o no. Por supuesto, la no convivencia no supone que no haya acuerdo y respeto entre ambos. Por supuesto, hay muchos hombres que saben agradecer a una mujer el haber podido ser padre, más allá de que la convivencia entre ellos no haya sido posible. Pero, como decía, la lactancia en sí misma es difícil de mantener en situaciones de perfecta armonía, puesto que la sociedad no contempla la ciudadanía en cuerpo femenino, en un cuerpo cuyo ejercicio y disfrute pleno de tu sexualidad te puede llevar a ser madre y ella así desearlo o aceptarlo; y a criar tú misma a tu hijo o hija, amamantándolo, sin interrupción, durante los años que esa lactancia fluya, como algo innato y genuino del cuerpo de mujer, no como un privilegio.